viernes, 23 de septiembre de 2011


Filocles correspondió a su sonrisa con una de las suyas.
-Rara vez he visto algo tan hermoso-observó.Se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano-..Alabado sea Ares por haberme permitido presenciar algo tan valeroso.¡Ah!
Conmovido Filocles cantó:

Ares,el fuerte en extremo,el auriga con yelmo de oro,
el del corazón aguerrido,el portador de escudo,el salvador de ciudades,el de la armadura de bronce.
De brazo firme,incansable,vigorosos con la lanza,
¡Oh defensor del Olimpo!,padre de la velicosa Victoria,
aliado de Temis,severo gobernador de los rebeldes,
árbitro de los hombres honrados,sumo rey de la virilidad,
tú que haces girar tu ardiente esfera entre los planetas
en sus siete trayectorias a través del éter
donde sus tus centelleantes corceles por siempre te sostienen
sobre el tercer cielo;
¡escúchame,ayudador de hombres,dador de la intrépida juventud!
Derrama desde lo alto un rayo favorable sobre mi vida,
y dame la fortaleza para la guerra,que así sea capaz de apartar
lejos de mi cabeza la amarga cobardía
y aplastar los engañosos impulsos de mi alma.
Refrena también la ira ciega de mi corazón
que me incita a seguir sendas de lucha cuajadas de sangre.
En cambio,¡oh bendito!,dame audacia para acatar
las inofensivas leyes de la paz,eludiendo el conflicto
y el odio y los violentos demonios de la muerte.

Los griegos se unieron al cántico,y los olbianos tenían buenas boces. Cantaron a voz en cuello los versos como si cada uno de ellos fuese un campeón,y el sonido se propagó sobre la hierba agostada y la arena hasta los sogdianos,que estaban reunidos en su orilla sin más ganas de meterse en el cauce inundable y el matorral de tamarisco,apenas visibles tras la columna de polvo y arena que había levantado el enfrentamiento.

DEL LIBRO "TIRANO,TORMENTA DE FLECHAS! de Christian cameron

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