viernes, 14 de octubre de 2011


-En serio,tribuno,nuestra alianza con Roma ofrece muchas ventajas.Incluso si no fuera así,preferiría arriesgarme con Roma antes de dirimir mis diferencias con ese cabrón de Carataco.Estaría muerto en cuestión de días y algún fanático contrario a Roma se sentaría aquí en mi lugar.
-¿Y sería fácil encontrar a un hombre así entre los atrebates?-sonrió Quintilio.
Verica se quedó mirando unos instantes con una expresión de la que había desaparecido todo asomo de satisfacción.
-Hay algunos que podrían pensar que nuestra tribu está en el bando equivocado,sí.
-¿Algunos?¿cuantos?
-Suficientes como para que me cause preocupación.
-Lo que le preocupa a vos también le preocupa a Roma,señor.
-¡Oh! Estoy seguro de ello.
-¿Sabe quienes son esos hombres?
-Algunos sí-admitió Verica-.Sospecho de muchos más.En cuanto al resto ¿quien sabe?
-Entonces,¿por qué no encargarse de ellos,señor?
-¿Encargarse de ellos?¿que clase de eufemismo es ése?.Di lo que quieres decir,tribuno.Tenemos que ser claros.Los eufemismos son para los cobardes y siempre conducen a malas interpretaciones.¿Quieres que elimine a mi gente?
Quintilio movió la cabeza afirmativamente.
-Por vuestra propia seguridad,como ejemplo para los demás.
-Supongo que el buen centurión Macro te habrá dicho que ya he intentado este método y no ha funcionado.
-¿Tal vez no eliminó a bastantes enemigos,señor?
-Tal vez "eliminé" más que suficientes.Tal vez nunca debí haber eliminado a ninguno de ellos.Es lo que piensa Cadminio,aunque no se atreva a decirlo.
En el extremo de la mesa el capitán de la guardia real bajó la mirada.Quintilio hizo caso omiso de aquel hombre y se inclinó para acercarse más al rey Verica.
-Habría parecido una flaqueza,señor.Habría animado a otros a hablar en vuestra contra.Al fina,la tolerancia siempre conduce a la debilidad.La debilidad conduce a la derrota.
-Para ti todo parece muy fácil,¿verdad romano?-Verica sacudió la cabeza-.Todo es blanco o negro.Una solución se adecua a todas las situaciones.Gobernar con puño de hierro.
-A nosotros nos funciona,señor.
-¿A nosotros?¿Cuántos años tienes,tribuno?
-Veinticuatro,señor.Los cumplo el mes que viene.
Veinticuatro...-El atrebate lo miró a los ojos un momento e hizo un gesto de negación con la cabeza-.Calleva no es Roma,Quintilio-El equilibrio de mi situación es más delicado.Si mato a demasiados de mis enemigos provoco la revuelta de aquellos que se sienten molestos por la opresión.Si mato a pocos provoco la rebelión de aquellos que se sienten molestos por mi tolerancia.¿Entiendes mi problema?Y ahora yo te pregunto,¿a cuánta gente tendría que matar para conseguir el resultado deseado sin provocar una rebelión?
Quintilio no supo contestar y se enojó por haber caído en una trampa retórica tan obvia como aquélla.Lo habían formado los tutores más caros que su padre se pudo permitir,y se sentía avergonzado.Maldito fuera el rey Verica.Maldito fuera aquel viejo arrugado.Lo había embrollado todo y ahora Roma se veía obligada a solucionarlo.Siempre Roma.
-Señor-respondió el tribuno en voz baja-.Soy consciente de que gobernar un reino no es una ciencia exacta.Pero tenéis un problema.Vuestra gente está dividida y algunos de ellos son hostiles a Roma.Eso lo convierte también en nuestro problema.Debéis encontrar una solución,por el bien de vuestro pueblo.
-¿o si no?
-O si no Roma tendrá que resolverlo por sí misma.
Se hizo el silencio,y el tribuno se dio cuenta de que Cadminio se había erguido en su asiento y había cerrado un puño.Al otro lado extremo de la mesa,Verica se echó hacia atrás y juntó las manos con fuerza,apoyando los labios en la punta de los dedos al tiempo que observaba a quintilo con los ojos entrecerrados.
-¿Me estás amenazando?
-No,señor.Por supuesto que no.Pero dejad que os describa las opciones que tiene vuestra gente tal y como yo lo veo,si me permitís.
-Adelante,joven.
-Los atrebates tienen que seguir siendo aliados de Roma.Necesitamos estar seguros de que nuestros suministros pueden atravesar vuestras tierras sin ningún percance.Siempre que podáis garantizarnos eso,encontraréis en nosotros a un amigo agradecido y valioso.Y con tal de quienquiera que os suceda siga la misma política,Roma se contentará con que los atrebates dirijan sus propios asuntos,siempre y cuando no percibamos acontecimientos que pudieran poner en peligro nuestros intereses.
-¿Y si los percibís?
-Entonces,nos veremos obligados a ayudaros en la administración de vuestro reino.
-¿Te refieres a anexionarnos?Convertirnos en una provincia.
-No hace falta decir que espero que nunca lleguemos a ese extremo.
Entonces hubo una tensa pausa antes de que Verica continuara hablando.
-Entiendo.¿Y si cambia nuestra política?
-En ese caso nos veremos obligados a aplastar cualquier fuerza oponente a Roma.Todas las armas serán incautada.Vuestras tierras y las de los nobles que se nos opongan serán confiscadas y todos los prisioneros que capturemos serán vendidos como esclavos.Ése es el destino de los que son desleales con Roma.
Por un momento,Verica miró fijamente al tribuno y luego,con un parpadeo,dirigió la mirada hacia el capitán de su escolta.A Cadminio le estaba contener su furia ante la manifiesta amenaza que representaba el enviado romano.
-No nos dejas muchas opciones de futuro para mí y para mi gente.
-No,señor.Ninguna.

DEL LIBRO: "LOS LOBOS DEL ÁGUILA" de Simon Scarrow

No hay comentarios:

Publicar un comentario