jueves, 2 de junio de 2011


Patatiesa,blanco como la leche,con las costillas marcadas y enclenque como gallina vieja,presentaba un aspecto de lo más grotesco.De hecho,uno de los juramentados que jamás lo había visto combatir no dudó en mofarse de él.Hring,de constitución más fuerte,dio un paso al frente mientras blandía la espada a fin de calentar el brazo.Sin embargo,cuando vi a patatiesa murmurar para sí y agitar la cabeza,sentí erizarse todo el vello de mi cuerpo.
Los dos entraron en la zona delimitada, e Illugi el Godi puso principio al ritual destinado a purificar el combate y se aseguró de que no recayese sobre el ganador deuda de sangre alguna por parte de amigos o familiares.Durante ese tiempo,Patatiesa no dejó de hablar entre dientes ni de menear la cabeza,y en las comisuras de los labios comenzaron a aparecerle salpicaduras.Creo que fue entonces cuando Hring comenzó a parar mientes en la verdad y en el error que había cometido.
Illugi el Godi salió de la palestra:Hring golpeó su propio escudo con la espada al tiempo que se agazapaba,y Patatiesa permaneció de pie unos instantes.A continuación,empezó a sufrir convulsiones y a lanzar baba por la boca mientras gritaba,y tras lanzar a un lado el escudo,atravesó de un salto el terreno.Yo nunca había visto a un berserk,y desde entonces he oído muchas cosas de ellos:que pueden cambiar de forma y convertirse en osos;que reciben su nombre de las pieles de oso que llevan puestas;que en realidad lo que visten son pellejos de lobo...Hay quien dice que mastican hierbas extrañas o beben cocimientos de cierta corteza de árbol para alcanzar semejante estado de arrebato.Lo único que puedo decir es que se trata de un hombre desquiciado armado con una espada,que echa espumarajos por la boca y al que no le importa seguir o no con vida siempre que acabe con la de su adversario.Quien se enfrenta a uno sólo tiene un modo de evitar la muerte:cercenarle las piernas y rezar por que sea más lento gateando que él corriendo.
Patatiesa caminaba tambaleándose como un trol al que hubiesen puesto ruedas,con una celeridad insólita,el cuello estirado y el mentón hacia delante.A Hring lo cogió por sorpresa,abrumado,sin posibilidad alguna de escape.Sólo se oyeron alaridos y.a continuación,el sonido húmedo y espeluznante que emitían los tajos con los que,echando hilos de baba por la boca,redujo Patatiesa a su rival a sangrientas porciones de carne.
-¡Coño!exclamó alguien al ver que no se detenía.
Kol Anzuelo,uno de los correligionarios de Hring,hizo ademán de dirigirse al atacante para apartarlo;pero Einar lo disuadió espetádole:
-¡Tente quieto si en algo valoras tu vida!
Entonces haciéndose cargo de la situación,el círculo se echó atrás con paso cauto y dejó a Patatiesa rugiendo y trinchando carne.Cuando se quedó al fin sin nada que cortar o trocear, se detuvo empapado en sangre hasta el cabello y con el rostro convertido en una máscara de coágulos rojos a excepción de los ojos,que daban la impresión de haberse apagado de pronto como el mar cuando se interpone una nube entre su superficie y el sol.Acto seguido cayó de hinojos y tras babear,se desplomó,dando con la cara en el suelo,y se puso a roncar.
DEL LIBRO: "EL CAMINO DE LAS BALLENAS" DE ROBERT LOW

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