miércoles, 27 de octubre de 2010


A pesar de la carnicería que se había producido a sus espaldas ,eran hombres dispuestos a luchar,guiados por un solo propósito:acabar con nosotros.Seguido por un criado que llevaba un caballo de carga,el propio Harald se contaba entre ellos.Se acercó unos pasos al impresionante muro de escudos de los suyos para cercionarse de que presenciábamos el ritual al que recurría para amedrentar a sus enemigos.Imponente con su capa y su cota de malla,se plantó delante de nosotros,extendió los brazos como un crucificado,sosteniendo una colosal hacha de guerra en la mano derecha;tras asegurarnos a voces que acabaríamos siendo pasto de los cenagosos gusanos de la muerte,mató al caballo.Acabó con el animal de un hachazo;mientras la bestia se retorcía entre estertores de muerte,le abrió la barriga y hundió la cabeza descubierta en las sanguinolentas entrañas de la caballería.Mis hombres observaban en silencio.Harald,sin prestar atención al caballo que coceaba al aire,mantuvo la cabeza hundida en el vientre del animal;a continuación,con la cara ensangrentada y los cabellos también cubiertos de sangre,que le caía a chorros por la barba poblada,se incorporó y se volvió para mirarnos.Harald el Pelirrojo estaba dispuesto para el combate.
-¡Thor!-gritó,al tiempo que alzaba la cara y el hacha al cielo-.¡Thor!-repitió,señalándonos con el hacha-.¡Acabaremos con todos vosotros!-bramó,mientras un criado le tendía el escudo con un gran hacha pintada
DEL LIBRO "LA TIERRA EN LLAMAS" de Bernard Cornwell

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